Una de las actividades que, como maestros, debemos considerar hacer durante las vacaciones de verano es asistir al teatro para disfrutar de alguna obra que nos divierta o nos invite a reflexionar. Por mi parte, el domingo 10 de junio me monto en una guaguita con un grupo de amigos, mi esposo y mi hija para asistir a la obra teatral La Vida en Marte del dramaturgo Roberto Ramos Perea (Mayagüezano como yo). La misma está puesta en escena desde el 1 de junio en el Ateneo Puertorriqueño en San Juan.
Cuando leas un pedazo de la sinopsis que incluyo a continuación tendrás una idea del por qué me llama la atención ir a verla. Además, una maestra puertorriqueña tendrá un papel importante en la obra.
He visto otras obras de Ramos Perea y les garantizo que cada minuto que pasas en el teatro disfrutando de sus obras vale cada segundo invertido.
A continuación, parte de la sinopsis de la obra La Vida en Marte.
LA VIDA EN MARTE Y OTRAS CRUELES REALIDADES toca aspectos de la biografía e historia del famoso astrónomo norteamericano Percival Lowell, descubridor de los controvertibles “canales de Marte”, que tanto furor causaron a principios del siglo XX.Entrelazados en una trama ficticia, un grupo de astrónomos estadounidenses se envuelve en una intriga en la que el resentimiento, el deseo de reconocimiento y el perdón, llenan los espacios vitales de la sensibilidad de los personajes.
Percival Powell, interpretado por el primer actor Willie Denton, es un científico solo, terco y aislado de la comunidad científica. Para reivindicarse del ridículo en que quedó tras anunciar la existencia de una civilización marciana, constructora de los canales, tiene que anunciar su descubrimiento del planeta X, el planeta Plutón. Descubrimiento en que trabajó sus últimos años. En el proceso de decisiones, una traición se gesta a sus espaldas para que el viejo astrónomo se retire de sus tareas.
Una maestra puertorriqueña, la Srta. Juanita Valdés, interpretada por la actriz Melissa Reyes, es enviada a ayudarle a redactar sus memorias con la secreta misión de apresurarle a que tome la decisión de su retiro. Sin embargo, entre estos dos personajes nace una relación de sensibilidad, de poesía, y de profunda compasión. Ambos argumentan sobre si hay vida en Marte, esta tendría que ser “descubierta” no sólo mediante evidencia científica, sino también cuando nos hallamos librado de la guerrera soberbia humana y se acepte con humildad que los humanos no son los únicos habitantes de este vasto universo.
El dramaturgo Ramos-Perea ha dicho sobre su obra: “Reconocer que existe vida en otros planetas no es un mero asunto de evidencia científica. Es casi un problema filosófico en el que se ponen en juego todas nuestras más severas actitudes humanas. La más ingenua debería ser la del asombro, porque esa es la que va de la mano con la humildad. Con esta obra pretendo explorar esta condición y confrontarla con nuestras más crueles ambiciones de poder. El teatro es el mejor laboratorio para eso”. Sigue aquí.
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